Con el expolicía Erusbel Jhontan Apaza Uturunco en la cárcel, enfrentando una pena de 35 años de prisión preventiva, surge la pregunta de cómo dieron con él. La presencia de policías infiltrados entre la masa fue clave en la investigación. Dicha infiltración llegó incluso a los grupos de Whatsapp creados por los protestantes y, mediante ellos, a videos que delataron la actuación clave del expolicía.
“VENGANZA”
“No muere, no muere” gritaba un grupo de personas alrededor de un cuerpo destrozado. El 9 de enero el 2023. Los efectivos policiales habían ejecutado una masacre que se cobró la vida de 3 menores de edad y la de otros trabajadores, voluntarios y gente de bien. Apuntaron a la cabeza y a puntos vitales.
No hubo compasión. A cambio, un policía era objeto de la sed de venganza de los ciudadanos. Las pericias practicadas al cuerpo de José Luis Soncco Quispe son elocuentes: 6 heridas en la cabeza, una de ellas con fractura ósea. Al costado de su cuerpo, dos rocas: una de tres kilos y otra de seis impregnadas de sangre, daban cuenta de la forma del ataque. Sus piernas habían formado una forma de cuatro pues una de ellas estaba quebrada.
Cerca a la medianoche, decidieron quemarlo. Lo más probable, según los peritos, fue gasolina. No habían ni huellas y todos los participantes celebraron un pacto de silencio absoluto. ¿Cómo es que llegaron a dar con uno de los autores?
CHAT DE WHATSAPP
Los participantes fueron víctimas de su ánimo por organizarse Los investigadores de la Policía Nacional supieron de la existencia de un grupo llamado “HUELGA D JULIACA Y DE LUTO”. Todo indica que ese grupo estaba infiltrado por agentes policiales o coloboradores de estos (esposa de un efectivo). A las 11:30 de la noche de los hechos un tal “Pocohuaca” envió 9 videos de lo que le había sucedido al policía José Luis Soncco Quispe”.
Entonces, otro contacto de nombre “Salvador” le dice: “ Mrd, no envíes. Borra mrd. Aquí hay infiltrados”. Era tarde. La “fuente humana” había tomado cuenta de lo sucedido. Uno de los números que interviene en el chat grupal corresponde al de Erusbel a quien todos dicen ‘Chato’. “SOPLÓN” Otra pieza clave fue un “testigo protegido” quien narró que aquella noche, un tal “Chato” fue el protagonista.
El mencionado fue quien tumbó a Soncco con una roca. Cabe recordar que junto a Soncco se encontraba su compañero Ronald Villasante quien narró que, en la confusión fue auxiliado por una fémina quien, aparentemente era cónyuge o pareja de otro policía. En todo caso, ese “testigo protegido” identificó al “Chato”, como Erusbel Jhonatan Apaza Uturunco expolicía e inmerso en actividades sospechosas.
OVEJA NEGRA
Con su 1.60 metros de altura, no se entiende bien cómo es que Erusbel Jhonatan Apaza Uturunco entró a la policía; lo que estaba mas o menos claro es cómo salió. Tenía nada menos que 28 faltas funcionales: como abandonar el puesto, falta de celo en el servicio, uso de implementos para fines ajenos a la actividad policial y otros. Ni un curso, ni condecoración y felicitación y, en cambio, una denuncia por receptación puesto que había sido sorprendido a bordo de un auto robado.
Por si fuera poco una denuncia por violencia contra su pareja. Era pues, un infiltrado en la huelga; alguien que caminaba al filo de la ley que, esa noche tuvo oportunidad para una revancha con la institución a la que había pertenecido, al menos oficialmente.
EL ARMA
El 23 de marzo del 2023, a las 11 de la mañana, la policía ingresó en el domicilio de la pareja conformada por Erusbel y Yesenia Molina. De acuerdo al acta policial, encontraron a Erusbel tapándose con una frasada y, entre sus pertenencias hallaron parte de las armas de fuego, justamente las que desaparecieron en la noche del 9 de enero. Entonces, la policía tenía videos, al menos un testigo directo y el arma del policía en su poder, es decir, incriminado hasta el cuello.
MILAGRO
Con todo lo mencionado se puede aclarar lo sucedido la noche del 9 de enero. Los efectivos José Luis Soncco y su compañero Ronal Villasante Toque, en el afán de evitar a los piquetes de indignados manifestantes optaron por alejarse del centro de la ciudad y llegaron a la urbanización Tambopata.
En ese lugar quedaron atrapados y rodeados por una turba conformada por vecinos del lugar, entre ellos Erusbel Apaza. Los peritos no encontraron señas de que ellos hayan usado sus armas contra los manigestantes, más bien intentaron conversar con los protestantes. Ronald Villasante contó que, una vez rodeados, ambos intentaron conversar, pero cuando empezaron a llover, Ronald intengó sacar su arma y fue cuando una piedra le cayó en su frente.
Gritó “¡mamá!” y alguien lo ayudó una vez que perdió el conocimiento. Luego recobró el conocimiento dentro de una habitación. Su celular estaba descargado de manera que una joven que dijo que era enamorada de su colega le prestó su celular. Así pudo comunicarse con su mando y solicitar que lo rescaten.
Lamentablemente, la suerte de Soncco fue muy distinta, pues a primera hora encontraron su cuerpo quemado al igual que el vehículo.
DENUNCIA
Se debe reiterar que Erusbel no fue denunciado ni investigado por homicidio, sino por disturbio agravado y sustracción o arrebato de armas de fuego lo que bastó para imponerse 35 años de prisión, una pena incluso superior a la de varios homicidias.
¿Y LOS OTROS?
En tanto hay otros 17 casos quie aún no se aclaran. ¿Quén les disparó en la espalda, en la cabeza? ¿Quién ordenó abrir fuego y también generar resentimiento?